Las discusiones entre la hermana del Presidente y su principal asesor político reflejan una interna cada vez más intensa que ya impacta en el armado electoral y la gestión diaria del Gobierno.
Las disputas internas en el círculo más estrecho de Javier Milei volvieron a quedar al descubierto en los pasillos de la Casa Rosada. En encuentros sin horarios fijos, pero cada vez más frecuentes, Karina Milei y Santiago Caputo mantienen reuniones privadas cargadas de tensión, sospechas y, en algunos casos, discusiones a los gritos.
La última chispa la encendió una sospecha que llegó al entorno de Karina: su equipo —compuesto por Lule Menem, el presidente de Diputados Martín Menem y el armador bonaerense Sebastián Pareja— llevó pruebas que señalaban una posible colaboración de Joaquín de la Torre con la campaña de Amalia Granata en Santa Fe. Según ellos, Caputo habría jugado a favor de Granata, con quien mantiene una relación desde su asesoramiento en campañas anteriores, para demostrar que fue un error no aliarse con ella en esa provincia. La votación dejó tercero cómodo a La Libertad Avanza, mientras que Granata estuvo muy cerca del triunfo.
Caputo desmintió rotundamente esa versión y, en ese caso, logró calmar a Karina. Pero esa tregua duró poco. Esta semana, nuevos conflictos internos ligados al manejo de cargos y aportes partidarios en el PAMI desataron un nuevo escándalo.
Desde distintas provincias comenzaron a llegar denuncias de empleados que aseguran haber sido presionados para entregar hasta el 10% de su sueldo al partido. El caso más resonante ocurrió en Junín e involucró a una influencer alineada con el ala “celestial” de Caputo y a un delegado del PAMI vinculado a Pareja, es decir, al sector de Karina. La grieta interna entre los equipos volvió a quedar expuesta.
El asunto escaló tanto que obligó al propio Presidente a intervenir en chats y llamados cruzados entre Caputo, Karina, los Menem y Pareja. El resultado: más tensión y ninguna solución clara. Incluso el PAMI, que depende del Ministerio de Salud —hoy bajo control de Mario Lugones, hombre del entorno de Caputo— emitió un comunicado para anunciar una auditoría, buscando evitar que el organismo se transforme en “una caja negra de la política”.
La disputa no es menor: mientras Karina lidera el armado político y territorial, Caputo concentra el control estratégico, narrativo y de áreas clave como Justicia, SIDE, Salud, ARCA y la célula política conocida como “Las Fuerzas del Cielo”. En esa organización, presentada como el “brazo armado de La Libertad Avanza”, Caputo encontró su base más leal y militante.
Con las elecciones de medio término acercándose, el enfrentamiento interno se vuelve cada vez más determinante. En el oficialismo admiten que la elección de octubre puede ser decisiva, no solo para la consolidación del gobierno de Milei, sino también para los futuros movimientos del PRO y de Cristina Kirchner. En ese contexto, la falta de coordinación entre los dos principales operadores del Presidente genera preocupación.
En la Ciudad de Buenos Aires, el panorama es incierto. “Hace un mes que no se mueven los números de las encuestas”, admite un operador que sigue el día a día electoral. La campaña sigue sin encender a los votantes, y los libertarios temen una victoria de Leandro Santoro. Aunque públicamente relativizan ese escenario, en la práctica trabajan a contrarreloj. Manuel Adorni, candidato de Milei en la Capital, busca nacionalizar la campaña con un mensaje claro: “Si no querés que gane Santoro, votame a mí”.
A todo esto se suma una incógnita clave: la relación con Mauricio Macri. El reciente abrazo entre el expresidente y Caputo en la cena de la Fundación Libertad fue leído como una señal de acercamiento, aunque nadie espera movimientos concretos antes del 18 de mayo, día de la elección porteña.