Un video comenzó a circular por redes generando preocupación: una mujer gritaba desde el interior de un taxi en plena calle, pidiendo que la dejaran bajar. Las imágenes captadas por cámaras de seguridad privadas despertaron el temor de estar presenciando un intento de secuestro. Fue entonces cuando una vecina actuó con rapidez: usó la línea 911 y alertó a la policía, describiendo lo que escuchaba desde Arredondo, entre Puerto de Palo y Barceló.
Minutos después, el cuadrante 9 del Comando de Patrullas de Avellaneda interceptó el taxi señalado. En el lugar se entrevistaron con la mujer —Elizabeth— y el acompañante —Nahuel—, quienes confirmaron que no se trataba de un hecho delictivo, sino de una fuerte discusión de pareja originada por una infidelidad. La mujer se encontraba en buen estado y eligió retirarse por sus propios medios.
La intervención fue informada oficialmente por el Crio. Insp. Javier Bibiano, jefe departamental de Avellaneda, quien destacó que no se trató de una privación de la libertad, sino de una situación doméstica que se resolvió sin derivaciones penales.
Más allá del contenido del hecho, este caso pone en valor dos pilares fundamentales para la seguridad urbana: la capacidad operativa del Comando de Patrullas y el rol activo de la ciudadanía. La vecina que alertó a tiempo usó correctamente la línea de emergencias, y la respuesta policial fue rápida, precisa y esclarecedora.
Una demostración de que cuando los recursos comunitarios y policiales se articulan bien, la prevención y el cuidado logran resultados concretos.