La Ciudad desplegó un operativo con 900 policías y 600 agentes de tránsito, mientras el Gobierno decidió no aplicar el protocolo antipiquete.
En el marco de una nueva movilización de jubilados frente al Congreso, este miércoles las autoridades nacionales implementaron un amplio operativo de seguridad en la zona que, a diferencia de la semana pasada, permitió el desarrollo de la protesta sin mayores incidentes. Más temprano, el Gobierno nacional había anunciado que no aplicaría el protocolo antipiquete, aunque desplegaron un fuerte vallado y cientos de policías federales como de la Ciudad de Buenos Aires.
Además, se sumaron a miembros de la Policía Federal y de Gendarmería Nacional y hasta helicópteros para controlar la zona desde una perspectiva aérea.
La marcha comenzó a las 17:00 horas; sin embargo, las manifestaciones comenzaron antes, ya que la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) convocó a un paro desde las 12:00 para unirse a la protesta.
Participaron en la marcha, además de los jubilados, movimientos como el Polo Obrero, el Frente de Organizaciones en Lucha (FOL) y sectores de izquierda. También se sumarán organizaciones sociales como la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), el Movimiento Evita, Barrios de Pie y el Frente Popular Darío Santillán, entre otros.
El fuerte control policial más la instalación de vallas que separaron a los militantes de los efectivos de seguridad, lo que redujo el roce cara a cara y disminuyó el riesgo de reyertas entre ambos bandos. Más allá de algunos cruces que no pasaron a mayores cuando la noche había caído sobre la ciudad, la movilización se realizó con calma y sin contratiempos.
La mañana había comenzado con imágenes orwellianas en las estaciones de tren de toda el Área Metropolitana de Buenos Aires, donde las pantallas habitualmente utilizadas para informar sobre horarios ferroviarios y los altoparlantes, con una voz monocorde, anunciaban que las fuerzas de seguridad reprimirían cualquier “ataque a la República”.
El perímetro de seguridad dispuesto por las autoridades abarcó un área comprendida por las calles Paraná (y su continuación Sáenz Peña), Bartolomé Mitre, Ayacucho (y su continuación Sarandí) y Adolfo Alsina. A partir de las 17:00, la circulación quedó totalmente restringida dentro del área delimitada por las avenidas Entre Ríos (y su continuación Callao), Hipólito Yrigoyen, de Mayo y Bartolomé Mitre, Lima/Irigoyen, Yrigoyen y Ayacucho.
Además, se retiraron temporalmente 350 contenedores de residuos del perímetro entre las calles Sarmiento, Combate de los Pozos, Moreno y la Avenida 9 de Julio; así como en la Avenida de Mayo entre la 9 de Julio y la Plaza de Mayo.
Durante la mañana, efectivos de Gendarmería realizaron controles en vehículos que ingresaban a la ciudad, incluyendo la revisión de documentos de identidad y la inspección de transportes públicos y privados. Estas acciones generaron críticas en redes sociales y denuncias de usuarios que reportaron controles en distintos medios de transporte.
En las estaciones de Trenes Argentinos, se difundieron mensajes en las pantallas advirtiendo: “La Policía va a reprimir todo atentado contra la República” y “Protesta no es violencia”. Estas advertencias fueron visibles en estaciones como Sáenz Peña desde las 5:44 de la mañana.
Este operativo se implementa en un contexto de tensión, tras la violenta represión de la semana anterior, que dejó varios heridos y detenidos. Las autoridades buscan prevenir nuevos incidentes y garantizar la seguridad durante la jornada de protesta.