Claudio Isurieta
Claudio Isurieta pasó de manejar un camión a amasar la pizza más premiada de Avellaneda y el mundo. Fundador de Asterisco 611, ganó el campeonato argentino de pizza al molde y fue distinguido como el mejor representante nacional en Italia. Hoy, su pasión, su equipo y su receta cargada de amor lo proyectan a los torneos más importantes del mundo.
“En realidad, antiguamente era un oficio, hoy ya es una profesión”, asegura Claudio Isurieta, mientras repasa con orgullo el camino que lo llevó de ser camionero a representar a la Argentina en la meca de la pizza: Parma, Italia. Dueño y alma máter de Asterisco 611, una pizzería que ya es leyenda en Zona Sur (Av. Galicia y Catamarca), Claudio recuerda que arrancó sin saber nada del rubro: “Gastronomía cero. En 2019 abrí el negocio con otro nombre y no iba bien, no conocía nada, era agua”. Todo cambió en pandemia, cuando con sus socios Seba y Johnny decidieron dejar de comprar pizzas congeladas: “Empezamos a amasar, a ver cosas nuevas: fermento, prefermento, el tutorial de YouTube que todo el mundo miraba”.

Ese salto artesanal los llevó al Campeonato Argentino de Pizza al Molde, donde salieron campeones y todo se transformó. “Ahí fue un quiebre en el negocio, en mí, en todo”. A partir de entonces, vinieron estudios, cursos internacionales, la carrera de maestro pizzero y una meta clara: “Me lo puse como objetivo estar en el 2025 en Italia… y lo logramos antes”.
En la competencia internacional de APICE en Parma, Claudio fue parte de los 12 maestros pizzeros que representaron oficialmente a la Argentina: “De esos 12, yo fui calificado como el mejor argentino en esa competencia. Salimos segundos en pizza al taglio, que es lo más parecido a la pizza al molde argentina, la de cancha”. ¿La clave del éxito? Según él, no es solo técnica: “Nosotros tenemos un par de cositas ahí dando vuelta que hacen que sea una pizza diferente. Se nota el amor que le ponemos al trabajo. Las ganas, la dedicación… es como los tallarines de mi abuela: podés seguir la receta 50 veces, pero no te sale igual”.
Y ese amor se siente en cada porción. “Siempre decimos con Seba: la diferencia está en el amor, los secretos y las ganas. Lo demás es harina, agua, levadura, aceite de oliva y sal… pero hay algo más que no se enseña”.

Hoy, Asterisco 611 es un punto de peregrinación pizzera. “Vino gente de Saladillo, de Tigre, de San Nicolás exclusivamente a comer la pizza”, cuenta Claudio, que asegura no sentir presión pese a los trofeos: “Tenemos un gran equipo de laburo, una gran formación humana. Eso nos da tranquilidad”.
La pizza argentina, dice, sigue siendo clásica: “Muzzarella, jamón y morrón, napolitana, fugaza, fugaceta. Hicimos pruebas con ananá, pero es un sacrilegio para muchos. A mí me gusta, pero no sale mucho”.
Más allá del gusto nacional, Claudio ya piensa en los próximos desafíos. “Ahora estamos esperando a ver qué pasa con la gente de la PESES. Hay tres frentes abiertos: el Mundial de Las Vegas, el Mundial de Parma y un campeonato europeo en Madrid. Además, el año que viene se hace el Mundial en Argentina, y ahí quizás estemos como jurado”.
Sobre el futuro, se muestra realista y enfocado: “Somos un negocio nuevo, con cinco o seis años en el rubro. Vamos creciendo día a día. Si hay que comprar herramientas, lo hacemos, pero nos organizamos charlando, viendo qué necesita el negocio. Es mucho el día a día”.

Y cuando le preguntan a quién dedica tantos logros, no duda: “A 611 por completo. Socios, familia, empleados, clientes, periodismo, todos. Siempre digo que estos resultados no se logran solos. Siempre hay alguien que te da una mano”.