Matilde Fernández, médica emergentóloga, escritora y vecina de Wilde, encabeza la lista de concejales por el espacio Potencia en Avellaneda. Su historia personal, su rol en la pandemia y su fuerte crítica al sistema de salud local marcan el perfil de una candidata que busca cambiar el paradigma político desde lo humano.
Una médica de trinchera que salta a la política
Matilde Fernández no es una figura común en el universo político. Con más de 30 años de experiencia como médica emergentóloga y autora de varios libros, llega al escenario electoral con la fuerza de quien enfrentó el sistema sanitario desde adentro, resistió al poder sindical en hospitales públicos, se embanderó en plena pandemia contra lo que llamó una «dictadura sanitaria» y ahora busca representar a los vecinos desde el Concejo Deliberante de Avellaneda.
Desde el espacio Potencia —liderado por María Eugenia Talerico—, Fernández es la primera candidata a concejal en una lista que se presenta como “una opción diferente, hecha por gente común, para representar los problemas reales de las bases”, según sus propias palabras. En su paso por el programa La Voz del Vecino, la profesional relató su historia de vida: huérfana desde los siete años, criada por jubilados que la adoptaron a los trece, y con un compromiso social que se forjó desde el dolor y la necesidad de transformar su realidad en lucha.
Una crítica frontal al sistema de emergencias en Avellaneda
Fernández fue una de las impulsoras del SAME en Avellaneda y denuncia con firmeza el deterioro del sistema: “De las veinte ambulancias que supimos tener, hoy quedan dos. Y muchas veces, en lugar de médicos, mandan técnicos que no pueden intubar ni salvar una vida en la calle”, aseguró. También cuestionó el uso político de los recursos: “Plotear una ambulancia con un color partidario no salva vidas, tener médicos preparados sí”.
La candidata cuestionó duramente la falta de inversión local en salud: “La secretaria de Salud hace lo que puede, pero si no hay presupuesto, no hay milagros. Ferraresi tiene que priorizar la vida antes que las plazas prolijas”, disparó, y agregó que los errores políticos los paga la gente con su vida.
Pandemia, bandera y resistencia
Durante la cuarentena, Matilde Fernández se convirtió en una de las caras visibles de la oposición a las medidas restrictivas del kirchnerismo. En sus palabras: “Salí a decir basta cuando muchos tenían miedo. Me embanderé —literalmente— con la Argentina, porque veía cómo el país se convertía en Venezuela”. Su libro Celeste y Libertad —inspirado en experiencias de acoso laboral y en excombatientes de Malvinas— es reflejo de esa lucha interna y social. “Escribir me sanó, y sanó a muchos otros”, cuenta.
Vecina, madre, médica y candidata
Vive en Wilde, es madre de tres hijos, hace Uber para complementar ingresos y, a pesar de sus títulos (cardióloga, terapista intensiva y emergentóloga), asegura que hoy un viaje de Uber paga igual que una hora de guardia médica. “Hay médicos que salvan vidas y ganan sueldos miserables. No hay medallas ni reconocimientos. Eso también hay que cambiarlo”, denuncia.
Además de su mirada crítica sobre el sistema de salud, Fernández apunta a otros temas sensibles: la falta de guarderías para madres solas, el abandono paterno sin sanción legal efectiva y la necesidad de un cambio cultural respecto a la responsabilidad social y familiar. “La política debe servir para mejorarle la vida a la gente. Si no, es puro privilegio inútil”.
«David contra Goliat», versión Avellaneda
Fernández asegura que no tiene estructura, ni dinero, ni marketing político. Su campaña se financia con esfuerzo personal y cenas a la gorra. “Vamos a sacar 100.000 panfletos con plata de nuestro bolsillo. Queremos que los vecinos nos conozcan, porque somos gente común que quiere un país mejor”.
La médica afirma no tenerle miedo ni al kirchnerismo ni a los partidos grandes: “Si hay que enfrentar a Goliat, lo haremos. Porque la dignidad no se negocia”. De cara al Concejo, no promete lo que no conoce: “Voy a trabajar en lo que sé: salud, organización de hospitales, asistencia real a los vecinos. Y voy a aprender del resto, escuchando a la gente”.
Un mensaje final con bandera argentina
“Voy por la libertad bien entendida. Quiero decirle a Milei, con respeto, que no queremos más división, más insulto, más grieta. La Argentina necesita personas honestas, que trabajen juntas. Y eso empieza por los barrios”, cerró Matilde Fernández.
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