Eduardo Mundani y los granaderos reservistas defienden la memoria sin distorsiones
Todos cantamos la Marcha de San Lorenzo. Todos escuchamos el nombre de Cabral en los actos escolares. Pero pocos saben que los restos del soldado que salvó a San Martín no descansan en paz. O al menos, no con la certeza que merece un héroe nacional.

En entrevista con Impacto Sur, Eduardo Mundani —granadero reservista e historiador de la Asociación de Granaderos Reservistas de la República Argentina (AGRRA)— reveló detalles conmovedores y polémicos sobre el destino de los restos de Cabral y otros granaderos caídos en el combate del 3 de febrero de 1813.
“Cabral murió salvando a su jefe. No era sargento, era soldado raso. Murió en el comedor del convento de San Carlos, convertido en sala de cura. Recibió dos heridas de arma blanca mientras liberaba a San Martín atrapado bajo su caballo”, explicó Mundani.
Los restos de Cabral y otros 14 granaderos fueron enterrados rápidamente en una fosa común, bajo el sol abrasador de ese día de verano. No hubo identificación individual. Lo mismo ocurrió con los 40 realistas muertos, sepultados lejos del campo de batalla.
Décadas después, en los años 40 del siglo pasado, se intentó localizar los restos. Nadie sabía dónde estaban… hasta que apareció Doña Bienvenida Palacios, vecina centenaria del lugar. Su padre, Nazario Palacios, había colaborado con San Martín en el entierro. Gracias a su testimonio, se identificó el sitio original: el patio del colegio contiguo al convento.
Pero la polémica estalló cuando un intendente de Corrientes quiso trasladar los restos a la provincia natal de Cabral, sin estudios serios ni consenso histórico. “Fue una movida política, para sacar chapa con el héroe. Se montaron sobre una certeza que no existe”, denunció Mundani.
“No hay pruebas de que Cabral tuviera descendencia. Figuraba como soltero, de unos 23 años. No hay registros que permitan hacer pruebas genéticas. Y los restos fueron manipulados, mezclados, trasladados varias veces. Hoy están en dos urnas en el cementerio de San Lorenzo, junto a otros caídos de distintas batallas”, agregó.
En 1946, se levantaron restos para colocarlos en el monumento. Pero la falta de rigor histórico dejó dudas. “Se mezclaron huesos, se hicieron homenajes simbólicos, pero no se respetó la verdad. Y eso es lo que reclamamos: memoria completa, no parcial”.
Mundani insiste: “Ser granadero es un juramento de lealtad para toda la vida. No se puede usar la historia como herramienta política. La memoria es sagrada”.
Hoy, el Ministerio de Defensa frenó el traslado. No hay acuerdo formal. La AGRRA sigue velando por la integridad de los héroes. “Cabral no fue un mito. Fue un patriota de verdad. Y merece que lo recordemos con respeto, no con oportunismo”.